jueves, 19 de abril de 2012

Una linda historia que leí hace un tiempo.



Las 4 esposas

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. 

Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. 

Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si él se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló:
"Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo".

Así que le preguntó a su cuarta esposa: "Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" "¡Ni pensarlo!", Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa: Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" "¡No!", Contestó su tercera esposa. "¡La vida es demasiado buena! ¡Cuándo mueras, pienso volver a casarme!" Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa: "Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?" "¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz: "Me iré contigo y te seguiré doquiera tu vayas".

El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Sé veía tan delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo: "¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!"

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.

Nuestra tercera esposa es nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.

Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará a donde quiera que vayamos.

¡Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! Es el más grande regalo que puedes ofrecerle al mundo. ¡Déjala brillar!

miércoles, 11 de abril de 2012

No entiendo

En las últimas semanas, quizás últimos meses, he estado pensando mucho acerca de muchas cosas... Entre ellas mi fe, Dios y la religión. Creo en Dios, eso lo tengo seguro, pero creo en él como un ser superior, más grande que nosotros, un ser justo, bondadoso, amoroso, todopoderoso entre otras cualidades. Creer en él me ha rescatado de un abismo en el que yo misma me había hundido, y aún ahora cuando lo creo todo perdido y sin razón, lo siento y me da paz y ganas de seguir adelante; sin embargo, ya no me gusta identificarme con ninguna religión y no me nace ir a una iglesia, no rezo con la frecuencia que se supone es la necesaria, pero lo tengo presente siempre.



Las religiones distorsionan, a mi parecer, esa percepción. Son tantas reglas que seguir, tantas prohibiciones, tantos prejuicios, tanta hipocresía, tanta ironía... No entiendo, si Dios es sólo uno, ¿para qué tantas religiones? ¿No basta acaso creer que existe algo más grande que nosotros? ¿Algo en qué creer, que nos da esperanza, confianza, plenitud? Si te sientes feliz... ¿no es eso suficiente? Si vives sin causarle daño a los demás, tratando de ayudar en la medida que puedas, sin excesos, con respeto; en resumen, siendo una buena persona, ¿no es eso suficiente para merecerte 'el cielo'? ¿Aún si no has pisado en tu vida una iglesia? ¿Cómo podría Dios rechazar un buen alma que cree en él? Aún cuando no lo hiciese... Un no creyente con mejores cualidades y méritos que un fanático religioso, ¿es menos ante Él? Qué importa... católico, cristiano, adventista, evangelista, mormón, musulmán... todos creemos en Dios, o en un ser superior, el mismo, el único, de la forma que sea, de la manera en que lo interpretemos, imaginemos, un alienígena (ha cruzado mi mente también, lo sé, estoy un poco zafada), una divinidad, un espejismo, un pensamiento, no importa, es el mismo. 

He cambiado mi forma de ver la vida, de percibir mi fe, de pensar... Espero para bien.